Artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune caracterizada por dolor, hinchazón y deformidad de las articulaciones debido a una inflamación prolongada, llevando incluso a la incapacidad. Puede afectar a cualquier articulación, aunque es más común en muñecas y manos. En algunas personas, la afección puede dañar distintos sistemas como la piel, ojos, pulmones o vasos sanguíneos.

Las causas de la artritis reumatoide son desconocidas, aunque se ha propuesto la contribución compleja de la genética junto con factores ambientales como determinadas infecciones virales o las hormonas. Incluso se ha implicado a la flora intestinal en su desarrollo.

La prevalencia de la artritis reumatoide es alrededor del 1% en la población general, aunque es más frecuente en mujeres que en hombres. De entre los factores de riesgo no genéticos que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad están:

• Edad: puede aparecer a cualquier edad, pero la incidencia aumenta con los años.
• Sexo: es 2-3 veces más frecuente en mujeres que en hombres.
• Tabaquismo: Las personas fumadoras presentan un mayor riesgo de padecer la enfermedad.
• Obesidad.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que cursa con dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de movilidad articular, especialmente en manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. En ocasiones puede provocar cansancio, fiebre y pérdida de apetito. Estos síntomas pueden ser constantes o aparecer y desaparecer, con periodos activos (brotes) y otros de remisión relativa.

Alrededor de un 40% de las personas afectadas presentan síntomas que implican otros sistemas como la piel, los ojos, pulmones, riñones, etc.

La artritis reumatoide es la más incapacitante de las enfermedades reumáticas.

Debido a que es una enfermedad de origen desconocido, no existe una manera segura de prevenir la artritis reumatoide, sin embargo, hay acciones que podrían ayudar a tener un mejor manejo de la patología como son:

• Llevar un estilo de vida saludable, con actividad física moderada y alimentación saludable.
• Evitar actividades que requieran esfuerzos físicos cargantes como permanecer muchas horas de pie o evitar doblar la espalda y cuello durante horas seguidas.
• Reducir el peso corporal en caso de sobrepeso.
• Evitar el consumo de sustancias tóxicas como el tabaco.

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