Tonalidad del pelo

La pigmentación del cabello, de manera similar a la pigmentación de la piel, es un aspecto determinado, principalmente, por la cantidad y distribución de melanina. La proporción y cantidad de melanina es propia de cada individuo, lo que da lugar a una gran variedad de coloraciones del cabello.

El pelo es la continuación del cuero cabelludo formado, principalmente por queratina. La melanina es la sustancia química que, unida a la queratina, proporciona el color al cabello. Existen dos tipos de melaninas, la eumelanina y la feomelanina, y su cantidad y proporción es lo que determinará el color natural final. En concreto, las personas con tonalidades más oscuras presentan una mayor cantidad de eumelanina, mientras que aquellos con tonalidades claras o rojizas tienen una mayor proporción de feomelanina. En este proceso de coloración del pelo, intervienen unos pocos tipos celulares: los melanocitos donde se fabrica el pigmento, los queratinocitos del pelo a los que se transfiere el pigmento y los fibroblastos de la dermis que regulan a los melanocitos.

Las posibilidades de tonalidad del cabello son múltiples (negro, castaño, rubio, pelirrojo, gris o blanco), siendo los colores oscuros los más frecuentes. La mayor heterogeneidad se encuentra en Europa, donde en el norte encontramos de forma más habitual el tono rubio.  También es habitual que el color del pelo esté asociado al color de la piel y de ojos, aunque no siempre.

El color del pelo también puede variar en distintos casos. La edad es el factor más importante que puede producir un cambio en la coloración. A medida que se envejece, se va disminuyendo progresivamente la producción de melanina, de forma que los cabellos van adquiriendo una tonalidad grisácea. La edad a la que esto comienza viene determinada, principalmente, por la genética. Otras condiciones que pueden afectar al color del pelo son el albinismo, una anomalía genética en la que se pierde la capacidad de producir melanina, el vitíligo, que puede producir la pérdida de pigmento en piel y cabello, y otras afecciones como la malnutrición.