Test ADN de orígenes
¡Descubre todo sobre tu ancestralidad! En tellmeGen disponemos de un amplio apartado sobre orígenes étnicos a partir del cual podrás conocer tu haplogrupo paterno, tu haplogrupo materno, el porcentaje de ADN neandertal en tu material genético e, incluso, cómo se reparte tu ancestralidad en diferentes poblaciones y etnias con la máxima precisión.
¿Qué hacemos en nuestro test de ADN para conocer tus orígenes?
Para determinar tu ancestralidad, en nuestro test de ADN de orígenes analizamos las variantes genéticas que se producen en la región autosómica de tu ADN, comúnmente conocidas como SNPs (single nucleotide polymorphisms). Los SNPs son un tipo de marcadores genéticos muy útiles a la hora de establecer tu ancestralidad ya que cada población cuenta con variantes genéticas únicas.
Fase 1: Control de calidad del material genético
Una vez adquirido tu test ADN de ancestros y recogida esta fracción de tu material genético, se somete a un estricto control de calidad manteniendo únicamente aquellos marcadores genéticos que lo cumplen para el análisis. De esta forma, se consiguen reducir posibles desviaciones en nuestros cálculos, generando resultados de elevada precisión.
Fase 2: Estudio de tu ADN para determinar su origen étnico
A continuación, establecemos una comparación entre esta porción de tu variación genética frente a una amplia base de datos que incluye miles de individuos de referencia pertenecientes a 53 grupos étnicos repartidos en 7 grandes zonas geográficas: Europa (27), África (6), Oeste de Asia (4), Sur y Centro de Asia (6), Este de Asia (6), Oceanía (2) y América (2). Además, gracias a nuestra última actualización en el test de origen étnico, somos capaces de proporcionar información sobre tu ancestralidad de manera más detallada, pues hemos incorporado al test de adn de orígenes un desglose de las poblaciones de referencia en regiones más específicas.
La elaboración de estas poblaciones de referencia es uno de los puntos clave en nuestro proceso de cálculo de ancestralidad. Unas poblaciones de referencia de elevada calidad permiten una mayor precisión a la hora de determinar los orígenes genéticos de cada uno de nuestros usuarios. Para esto, nuestros especialistas bioinformáticos han utilizado la información genética de usuarios de distintas zonas geográficas que forman parte de nuestra base de datos. Esta información genética ha sido analizada mediante potentes herramientas bioinformáticas y estadísticas, incluyendo los controles de calidad correspondientes. Con esta metodología, nuestro algoritmo es capaz de diferenciar las poblaciones que componen la genética de cada uno de nuestros usuarios con una elevada precisión, reduciendo de esta manera los errores derivados de la inferencia estadística y convirtiendo el análisis genético de origen étnico de tellmeGen en uno de los más completos y fiables del mercado.
Fase 3: Informe de ancestralidad
Como resultado de todo este proceso, se obtiene un completo informe de ascendencia con la asignación, expresada en porcentaje, de tu composición genética única en los diferentes grupos étnicos considerados, organizados por ubicaciones geográficas. Por tanto, estos valores reflejan, en base a tu ADN, el origen étnico de tus antepasados.


Rastrea y descubre tu haplogrupo materno

Rastrea y descubre tu haplogrupo paterno
Es importante recalcar que el haplogrupo paterno solo se puede obtener de varones. Si eres mujer de nacimiento, es necesaria la muestra de tu padre o de un hermano varón, ya que esta información solo se extrae del cromosoma Y. Sin embargo, esto es independiente del resto de resultados relacionados con tu ancestralidad, los cuales sí se obtienen analizando tu información genética procedente tanto de tu padre como de tu madre.


Conoce tu porcentaje de ADN Neandertal
¿Sabías que los humanos de la actualidad compartimos hasta el 4% de nuestro ADN con la especie Neandertal?
Los Neandertales surgieron hace aproximadamente 230 000 años en Europa, Oriente Próximo, Oriente Medio y Asia Central.
Esta especie, contemporánea al Homo sapiens, se caracterizaba por una complexión fornida, rondando los 70kg de peso. Poseían extremidades cortas, una pelvis ancha y una robustez esquelética que indica un cuerpo con una musculatura muy elevada.
Pese a que durante mucho tiempo se consideró que su dieta estaba basada en carne, los estudios más recientes muestran que era muy diversa y estaba adaptada a su entorno.
Los Neandertales también fueron conocedores del fuego, utilizándolo para cocinar, además de para elaborar fármacos rudimentarios.
La extinción de los Neandertales data de hace 28 000 años. La mayor parte de estudios apuntan a que la expansión de nuestra especie, el Homo sapiens, desde África habría sido el mayor detonante de la desaparición de la Neandertal, pese a los entrecruzamientos que se produjeron entre ambas.
¿Te gustaría saber tu porcentaje de ADN Neandertal? ¡Descúbrelo ya gracias a nuestro test genético de ancestros!
Poblaciones de referencia en nuestra prueba de ADN de ancestros
Con el objetivo de convertir nuestro análisis genético de ancestros en una de las más completas del mercado, la base de datos de tellmeGen cuenta con miles de individuos pertenecientes a 53 grupos étnicos repartidos en 7 grandes zonas geográficas: Europa (27), África (6), Oeste de Asia (4), Sur y Centro de Asia (6), Este de Asia (6), Oceanía (2) y América (2).
Europa

El perfil genético de los judíos asquenazí narra la historia de una comunidad de la diáspora que se formó en Europa Central y Oriental, pero cuyas raíces más profundas se encuentran en los antiguos pueblos del Levante de la Edad del Hierro. Su perfil genético refleja esta doble herencia: una base ancestral de Oriente Próximo, compartida con otras poblaciones judías, que se mezcló con las poblaciones europeas locales donde se establecieron sus primeras comunidades. Un evento clave en su historia fue un severo "cuello de botella" poblacional en la Edad Media, donde un grupo de tan solo unos pocos cientos de individuos fundadores dio origen a la mayoría de la población asquenazí actual.

Cerdeña es una isla situada en el centro del mar Mediterráneo, y supone una ventana genética directa a la Europa prehistórica. Los sardos son considerados por los genetistas como la población actual más cercana a los primeros agricultores neolíticos que se expandieron por Europa desde Anatolia hace unos 8.000 años. La razón de su singularidad radica en su relativo aislamiento; a diferencia de la Europa continental, la isla de Cerdeña recibió un impacto genético mínimo de las masivas migraciones de la estepa de la Edad del Bronce que sí transformaron el resto del continente. Esta profunda continuidad genética desde el Neolítico permitió el florecimiento de la enigmática civilización nurágica, constructora de miles de torres de piedra. Posteriormente, la isla no estuvo completamente aislada: posteriores colonizadores como los fenicios y los romanos, y más tarde las potencias marítimas de Pisa y la Corona de Aragón, dejaron su propia huella genética, aunque de forma más sutil y principalmente en las regiones costeras. Por lo tanto, la genética sarda narra es una conexión directa con los pueblos que introdujeron la agricultura en Europa, enriquecida por capas posteriores de historia mediterránea.
América

Esta ascendencia se adentra en el corazón de la Amazonía, conectando con la profunda historia de los pueblos originarios que han habitado esta vasta y diversa región durante milenios. Pueblos como los Karitiana y los Suruí, del tronco lingüístico tupí en Brasil, presentan una historia de relativo aislamiento ha hecho que su ADN sirva como una referencia científica clave para comprender la historia ancestral de los primeros pobladores de América del Sur. El perfil genético que representan es un pilar para identificar la herencia de los numerosos pueblos que se adaptaron y expandieron por la cuenca amazónica. Aunque cada pueblo amazónico posee una identidad única, todos comparten una profunda conexión ancestral que los distingue como una de las principales ramas en el árbol genealógico de los nativos americanos.

Distribuida por el norte del continente americano, se encuentra la población formada por el pueblo nativo Pima. Se trata de un grupo étnico que en la actualidad cuenta con unos pocos cientos de habitantes de genética puramente Pima. La primera región que habitó este pueblo fue el oeste de Canadá, y a partir de ahí fue expandiéndose hasta ocupar gran parte del continente. A nivel genético, se ha verificado que los Pima descienden de los primeros habitantes del continente americano, que procedían del este de Asía.
Oceanía

La región de Melanesia narra la fascinante historia del encuentro entre dos de las más grandes expansiones humanas en Oceanía: los primeros pobladores de la era glacial y los posteriores navegantes austronesios. El sustrato genético más antiguo de estas islas fue establecido por los descendientes de los primeros humanos que colonizaron el antiguo continente de Sahul hace más de 50.000 años, portadores de una herencia papú única. Hace unos 3.500 años, una nueva oleada de migrantes de habla austronesia, asociados a la cultura arqueológica Lapita, llegó a Melanesia desde el oeste, trayendo consigo nuevas tecnologías. El perfil genético de los melanesios modernos es el resultado directo de la mezcla entre estos recién llegados y las poblaciones papúes preexistentes, creando un gradiente de ascendencia que es único para cada archipiélago y que cuenta la historia del poblamiento de todo el Pacífico.
África

A diferencia de los linajes más aislados de los cazadores-recolectores, las poblaciones de África Oriental reflejan que este territorio ha sido un punto de encuentro milenario entre pueblos de África y Eurasia. Su característica genética más distintiva es una profunda fusión, ocurrida hace miles de años, entre los pueblos africanos nativos y una importante migración de agricultores que regresó a África desde el Cercano Oriente, un evento que marcó profundamente a las poblaciones del Cuerno de África, como los etíopes y somalíes. Sobre este sustrato único se superpusieron otras grandes migraciones africanas: la expansión de los pastores de habla nilo-sahariana desde el valle del Nilo, ancestros de pueblos como los masái, y la llegada de los agricultores de la Expansión Bantú desde el oeste. Por tanto, este perfil ancestral representa un tapiz único, tejido con los hilos de una antigua mezcla afro-euroasiática y las dinámicas posteriores de las grandes familias de pueblos de África, creando una diversidad que lo distingue de otras regiones del continente.

La región de Magreb, en el norte de África, tiene su origen profundamente arraigado en los pueblos imazighen (bereberes), los habitantes indígenas de la región desde la prehistoria. El primer gran evento que moldeó su perfil genético fue la llegada de agricultores neolíticos desde el Cercano Oriente, cuyos descendientes también poblaron el sur de Europa, estableciendo un antiguo vínculo genético a través del Mediterráneo. Posteriormente, la expansión árabe del siglo VII introdujo un nuevo y decisivo componente genético y cultural desde la Península Arábiga, fusionándose con la población local. Por lo tanto, el perfil genético asociado a la región magrebí es un rico mosaico, con una base indígena imazighen transformada por estas grandes migraciones y enriquecida por milenios de comercio a través del Mediterráneo y el Sahara.

La región de Senegambia, en África Occidental, fue cuna de grandes imperios que florecieron mucho antes del contacto con Europa. La ascendencia de las poblaciones de esta región está profundamente ligada a los pueblos de habla mandé, como los mandinga, quienes fueron los arquitectos de influyentes estados, incluido el vasto y próspero Imperio de Malí en la época medieval. El perfil genético de esta región se forjó sobre una base milenaria de agricultores de África Occidental, cuya exitosa adaptación y organización social permitieron el desarrollo de estas complejas sociedades.

En el corazón de África Occidental, la región en la que actualmente encontramos Nigeria y Ghana fue cuna de algunas de las sociedades urbanas y artísticamente más sofisticadas del continente, como las de los pueblos Yoruba y Esan. Está profundamente ligada a los grandes reinos y ciudades-estado que florecieron aquí, como el Imperio de Oyo y el Reino de Benín, y al centro espiritual y artístico de Ife, célebre por su incomparable arte en bronce. El perfil genético de esta región se forjó sobre una antigua base de agricultores de África Occidental, cuya prosperidad y densa población permitieron el surgimiento de estas avanzadas estructuras políticas. Su profunda influencia cultural se extendió por toda la región y, a través de la diáspora, por todo el mundo.

La costa de África Occidental, en la región que hoy comprende Sierra Leona y Liberia, encontramos una zona de bosques y sabanas que ha sido el hogar de pueblos de habla mandé durante siglos. La ascendencia de esta región está fuertemente ligada al pueblo mende y sus parientes, cuyos ancestros migraron a esta región costera desde el interior, trayendo consigo sus ricas tradiciones agrícolas y sociales. El perfil genético de esta población se forjó a partir de la fusión de estos migrantes mandé con los grupos indígenas más antiguos de la región de los bosques, en una historia enmarcada por la domesticación del arroz africano.
Centro y Sur de Asia

Entre el sur y el sudeste de Asia se encuentra una región que abarca Bengala, Bangladés y el noreste de la India, y que ha sido un puente de conexión para antiguas migraciones. El sustrato genético más antiguo de esta zona fue establecido por pueblos de habla austroasiática, considerados entre los primeros agricultores de la región. Sobre esta base se superpusieron dos grandes corrientes migratorias: la expansión de los pueblos de habla indoaria desde el oeste, que formó el núcleo del pueblo bengalí, y las migraciones de pueblos tibeto-birmanos desde el norte y el este, que poblaron las colinas del noreste de la India. Por lo tanto, este perfil genético representa un continuo que mezcla de manera única la ascendencia del sur de Asia con la del este de Asia, reflejando la historia de esta región como un punto de encuentro milenario.

Asia Central es un territorio con un elevado número de grupos étnicos, distribuidos principalmente en cinco países: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. El origen de esta población se remonta a las expansiones indoiraní y turcas que tuvieron lugar siglos atrás. Como consecuencia, en la actualidad los centroasiáticos comparten un elevado grado de similitud genética con los pueblos de Asia Occidental.

El noroeste de la India, en la histórica región de Guyarat, fue un centro de la civilización del Valle del Indo y una puerta de entrada para migraciones posteriores. El perfil genético de este pueblo es el resultado de la mezcla fundamental de dos grandes grupos ancestrales: los habitantes indígenas del subcontinente, relacionados con los constructores del Valle del Indo, y los pastores de habla indoiraní que llegaron desde las estepas de Asia Central en la Edad del Bronce. La proporción de estas dos ascendencias varía entre las comunidades, pero el componente de la estepa es a menudo prominente en grupos como los brahmines. A esta herencia dual se suma el legado de milenios de comercio marítimo por las costas del mar Arábigo, que enriqueció aún más el tapiz genético y cultural de esta región.

El sur de la India y Sri Lanka es una región que alberga algunos de los linajes genéticos más antiguos y continuos de toda Eurasia. Su componente ancestral principal proviene directamente de los primeros humanos modernos que llegaron al subcontinente indio hace decenas de miles de años, también conocidos como cazadores-recolectores del sur de Asia. Este linaje formó la base de las poblaciones de habla dravídica que han dominado la región durante milenios. A diferencia del norte de la India, el impacto genético de las migraciones indo-arias posteriores desde la estepa de Asia Central fue significativamente menor aquí, lo que ayudó a preservar mejor este perfil ancestral.
Este de Asia

La ascendencia de las poblaciones del archipiélago japonés narra una historia de fusión entre un antiguo pueblo de cazadores-recolectores y una posterior oleada de agricultores provenientes del continente asiático. La base genética más antigua fue establecida por los pueblos jōmon, los habitantes indígenas de las islas durante milenios, cuyo legado genético se conserva en su mayor proporción en el pueblo ainu del norte de Japón. Hace unos 3.000 años, la llegada de los pueblos yayoi desde la península de Corea introdujo el cultivo del arroz y un nuevo y dominante componente genético de Asia Oriental, que se mezcló profundamente con la población jōmon. La mayoría de los japoneses actuales (el pueblo yamato) son el resultado de esta antigua integración.

La Península de Corea narra la historia de la fusión de antiguos pueblos cazadores-recolectores con una oleada de agricultores migrantes. El sustrato genético más profundo proviene de linajes de Asia nororiental, emparentados con los pueblos de la cuenca del río Amur, sobre el cual se superpuso la influencia de los primeros agricultores de mijo de la región del río Liao. La mezcla de estos dos grupos durante la Edad del Bronce fue el evento clave en la formación del pueblo coreano. Posteriormente, una historia de relativo aislamiento geográfico resultó en una baja mezcla con otras poblaciones, lo que ha hecho que el perfil genético coreano sea hoy uno de los más homogéneos de Asia.
Asia Occidental

Los pueblos beduinos, pastores nómadas cuyo hogar ancestral son los vastos desiertos de la Península Arábiga y el Cercano Oriente, relatan una historia que se remonta a miles de años antes de la era islámica. Genéticamente, los beduinos son de un interés excepcional, ya que son considerados los representantes modernos más directos de los antiguos pastores y cazadores-recolectores de Arabia. Fueron estas tribus del desierto las que, en el siglo VII, llevaron la lengua y la cultura árabes fuera de la península, extendiendo su componente genético por el norte de África y el Levante. Aunque todos los grupos beduinos comparten esta profunda raíz arábiga, su amplia distribución ha creado una diversidad entre ellos, con algunos grupos mostrando afinidades con poblaciones vecinas.

Los drusos conforman una comunidad etnorreligiosa única originaria del Levante, donde se establecieron en el siglo XI a partir de una rama del islam ismailí. Poco después de su fundación, la comunidad cerró su fe a nuevos conversos y estableció una estricta práctica de endogamia; esta decisión, mantenida durante casi mil años, los ha convertido en uno de los "aislados genéticos" más distintivos del mundo. Como resultado, su perfil genético es una ventana extraordinaria a las poblaciones del Levante de la época medieval, mostrando una notable homogeneidad entre las comunidades drusas de distintos países de la zona, como Siria o Líbano. Por tanto, esta herencia narra una historia de excepcional cohesión, en la que la preservación de una identidad cultural y religiosa única ha ido de la mano de la conservación de un linaje genético singular.