Colitis ulcerosa

La colitis ulcerosa es un trastorno intestinal inflamatorio crónico recurrente asociado a una desregulación inmunitaria. La gravedad dependerá del grado de inflamación, así como de si la extensión afecta únicamente al recto o también al colon. Se ha estimado una prevalencia de hasta un 0,02% que la sitúa como la forma más común de enfermedad inflamatoria intestinal en todo el mundo.

No se conoce la causa específica de la colitis ulcerosa, aunque los siguientes factores no genéticos parecen estar involucrados en diferente grado en su desarrollo:

• Edad y género. Aunque puede aparecer a cualquier edad, se da preferencialmente de forma bimodal en mujeres de entre 15-30 años y 50-70 años.
• Se ha descrito una mayor incidencia en el norte de Europa occidental y América poblaciones judías, pero puede afectar por igual a todos los grupos etarios.
• Parece existir una desregulación autoinmune ante antígenos alimentarios o bacterianos, no obstante, se desconoce si este influye en el desarrollo del trastorno o en la aparición de las manifestaciones.
• Se ha postulado la contribución debida a las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, así como la contaminación atmosférica, los medicamentos y determinadas dietas.

Los síntomas dependen de la localización anatómica y de la severidad de la inflamación. En general se caracteriza por:

• Úlceras en la mucosa de colon y/o recto.
• Hemorragia rectal.
• Diarrea y dolor abdominal.

Esta sintomatología como consecuencia puede ir acompañada de calambres abdominales, cansancio, náuseas, pérdida de peso y anemia.

Con el tiempo y la progresión de la enfermedad también pueden aparecer otros síntomas incluyendo manifestaciones extraintestinales:

• Fiebre.
• Erupciones cutáneas y llagas en la boca.
• Dolor en las articulaciones y artritis
• Ojos rojos y dolorosos.
• Enfermedad hepática.
• Pérdida de líquidos y nutrientes.

Adicionalmente puede existir un mayor riesgo de padecer cáncer de colon.

La colitis ulcerosa no se puede prevenir, no obstante, diferentes medidas pueden ayudar en la prevención de la aparición de brotes, así como en la limitación de la gravedad de los mismos.

• Reducir los niveles de estrés ya que éste puede retrasar el vaciado gástrico e incrementar los ácidos. Para ello se recomienda dormir al menos siete horas, hacer ejercicio regularmente incluso leve como caminar, yoga o la meditación.
• La dieta puede desempeñar un papel fundamental en el control de los síntomas y en la prolongación del tiempo entre brotes. Algunos alimentos pueden empeorar los síntomas y deben evitarse, especialmente durante las crisis. Estos suelen variar entre individuos, pero generalmente se trata de alimentos grasos, con alto contenido de azúcar, bebidas carbonatadas, con alto contenido en fibra, el café, el chocolate o las bebidas alcohólicas. En algunas ocasiones la sal, y los productos lácteos pueden ser problemáticos. Se debe comer con mayor frecuencia y menor cantidad. Si la dolencia es acusada, los alimentos blandos y suaves pueden causar menos molestias. Los pacientes también deben asegurarse de beber muchos líquidos, especialmente agua. Un suplemento multivitamínico diario puede ser útil, ya que la colitis interfiere con la absorción adecuada de nutrientes. Los pacientes deben consultar a un nutricionista o dietista si las restricciones alimentarias se vuelven difíciles de manejar.
• Se recomienda evitar tomar medicamentos que no hayan sido prescritos por su médico, y seguir las posibles recomendaciones derivadas de los tratamientos tanto de la colitis ulcerosa como de otras afecciones simultáneas.