Se caracteriza por una resistencia a la acción de la insulina que inicialmente se contrarresta aumentando su producción. Con el tiempo acabará disminuyendo su producción, perdiéndose el control de la glucemia que conducirá a complicaciones graves en multitud de órganos. Presenta una prevalencia mundial cercana al 6% cada vez en edades más tempranas ya que se asocia al estilo de vida.
Diabetes mellitus tipo 2
La diabetes tipo 2 es principalmente el resultado de la aparición de una resistencia a la actividad de la insulina en las células musculares, los adipocitos (grasa) y las células hepáticas. Estos tejidos presentan alteraciones en su interacción con la insulina, por lo que no son capaces de incorporara la glucosa en su interior retirándola de la circulación sistémica, por lo que aumentan sus niveles en sangre. Adicionalmente, el páncreas no es capaz de incrementar la producción de insulina en la medida necesaria para estas circunstancias que permita controlar la glucemia.
Se desconocen los motivos exactos por lo que esto sucede. Se conoce la existencia del componente genético-hereditario, pero el 80% de los casos de diabetes tipo 2, están relacionadas con factores de riesgo relacionados principalmente, aunque no de forma exclusiva con el estilo de vida. Los factores que pueden aumentar el riesgo de tener diabetes tipo 2 incluyen:
- El sobrepeso o la obesidad son los principales factores de riesgo.
- Inactividad. La actividad física permite el control del peso, el uso de glucosa como energía e incrementa la sensibilidad de las células a la insulina.
- Circunferencia de cintura. El almacenamiento de grasa principalmente en el abdomen, en lugar de las caderas y los muslos, es indicativo de un mayor riesgo.
- Raza y origen étnico. Afroamericanos, hispanos, americanos nativos y asiáticos e isleños del Pacífico, son más propensos a desarrollar diabetes tipo 2 que las personas caucásicas.
- Niveles de lípidos en la sangre. Los niveles elevados de triglicéridos y disminuidos para el colesterol HDL incrementan el riesgo de este trastorno metabólico.
- Edad. El riesgo incrementa conforme se avanza en edad, especialmente tras los 45 años.
- Prediabetes o niveles de glucosa por encima de lo habitual sin llegar a tratarse de diabetes.
- Riesgos relacionados con el embarazo. Diabetes gestacional o peso de recién nacido superior a 4 kilogramos.
- Síndrome de ovario poliquístico.
Síntomas
Tradicionalmente esta enfermedad se asociaba al adulto, no obstante, debido a su importante relación con el estilo de vida, en la actualidad cada vez aparece más vinculada a los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes. Con frecuencia, los síntomas se desarrollan de forma lenta y progresiva pudiendo pasar desapercibidos durante años hasta que tienen problemas de salud relacionados con la diabetes. Hasta un 20% de las personas con este tipo de diabetes presenten signos de complicaciones en el momento del diagnóstico. Cuando se presentan pueden comprender los siguientes:
- Aumento de la sed y del hambre.
- Micción frecuente.
- Pérdida de peso involuntaria e inexplicable.
- Fatiga.
- Visión borrosa.
- Llagas que tardan en sanar.
- Infecciones frecuentes.
- Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies.
- Zonas de piel oscurecida, por lo general en axilas y cuello.
Cuando las concentraciones de glucosa en sangre son muy elevadas tras un progreso avanzado, puede aparecer deshidratación grave que puede ocasionar confusión mental, somnolencia y convulsiones, una afección denominada estado hiperglucémico hiperosmolar.
Prevención
Las elecciones de un estilo de vida saludable pueden ayudar a prevenir la diabetes tipo 2 incluso si existen antecedentes familiares. Un estilo de vida saludable incluye:
- Consumir alimentos saludables, ricos en fibra, con bajo contenido graso y pocas calorías, preferiblemente frutas, vegetales o cereales integrales.
- Realizar ejercicio físico de forma regular y evitar los períodos largos de inactividad levantándose y moviéndose durante algunos minutos cada 30 minutos o cada hora. Si desea perder peso el ejercicio deberá ser más vigoroso.
- Bajar y mantener un peso saludable puede retrasar la progresión la diabetes tipo 2.
- Evitar fumar, ya que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como el consumo de alcohol y de otras sustancias de abuso.
Hay diferentes estudios clínicos que muestran que una pérdida de peso moderada y un programa diario de media hora de ejercicio físico cinco días a la semana reducen drásticamente el riesgo de desarrollar diabetes. Adicionalmente se reduce el riesgo o se retrasa en el tiempo el desarrollo de complicaciones en multitud de órganos de la hiperglucemia a largo plazo. Tal es el caso de retinopatía sobre la retina ocular, nefropatía por daño renal, neuropatía por afectación del sistema nervioso central, o vasculopatías que conducen a un incremento del riesgo de accidentes cardiovasculares, arteriosclerosis, o cardiopatías tempranas.
La prevención del riesgo cardiovascular en la diabetes es de particular relevancia, para lo que adicionalmente se recomienda controlar los demás factores de riesgo cardiovascular, especialmente la presión arterial (TA normal: 130/80 mmHg) y el colesterol (LDL<100 mg/dl, HDL>50 mg/dl y triglicéridos<150 mg/dl). Del mismo modo se recomienda la evaluación continuada de los niveles de glucosa en sangre para confirmar que se encuentran bajo control adecuado mediante la determinación de la hemoglobina glicosilada (HbA1C) que proporciona información a largo plazo y la glucemia en ayunas (antes de las comidas 70-130 mg/dl).
13,5 millones de variantes
514 loci
Bibliografía
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