Insuficiencia cardiaca

La insuficiencia cardiaca se produce cuando el corazón no puede bombear la sangre de manera adecuada. Cuando esto sucede, la sangre puede retroceder y el líquido puede acumularse en los pulmones, causando problemas respiratorios. Su prevalencia se dobla en cada década de edad, siendo del 10% a los 70 años.

La causa principal de la insuficiencia cardiaca es la debilidad, daño o rigidez del corazón. De entre los factores que pueden llevar a esto, se incluyen:

• Es mucho más habitual en edades avanzadas.
• Enfermedades de las arterias coronarias: son la causa más frecuente de insuficiencia cardiaca y son consecuencia de la acumulación de depósitos de grasa en las arterias que reducen su diámetro.
• Hipertensión: la tensión elevada obliga al corazón a realizar un mayor esfuerzo.
• Ataque cardiaco previo: el daño al músculo cardiaco a consecuencia de un infarto puede provocar problemas de bombeo posteriores.
• Enfermedad de las válvulas cardiacas
• Arritmias cardiacas. Estas pueden debilitar el músculo cardiaco.
• Diabetes: aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedad de las arterias coronarias.
• Apnea del sueño: la bajada en los niveles de oxígeno por este motivo conlleva un mayor riesgo de latidos cardiacos irregulares y debilidad coronaria.
• Obesidad.
• Determinadas infecciones.
• Consumo de alcohol o drogas.
• Medicamentos: algunos fármacos, como la rosiglitazona o los AINES pueden producir insuficiencia cardiaca en algunas personas.

Lo más habitual es que lo síntomas se desarrollen lentamente, aunque, en algunas ocasiones, pueden aparecer de forma súbita. Entre la sintomatología se incluye:

• Falta de aire, fatiga y debilidad
• Hinchazón por retención de líquido en las extremidades inferiores
• Taquicardia
• Tos crónica
• Aumento de peso por la retención de líquidos
• Náuseas y falta de apetito
• Dificultad para concentrarse o menor estado de alerta

La insuficiencia cardiaca es, en muchas ocasiones, resultado de otras afecciones que la causan por lo que la prevención pasa por controlar estas patologías. Entre ellas, como se ha descrito anteriormente, están la enfermedad arterial coronaria, la hipertensión, la diabetes y la obesidad.

Además, también hay acciones en el estilo de vida que pueden ayudar a disminuir el riesgo como no fumar, practicar ejercicio regular, llevar una alimentación equilibrada, mantener un peso saludable y controlar el estrés.