La función pulmonar es un indicador del estado fisiológico de las vías respiratorias y los pulmones, y juega un papel esencial en el diagnóstico y monitoreo de enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). A la hora de evaluar la función pulmonar la espirometría es la prueba más ampliamente utilizada. Esta técnica mide parámetros de importante relevancia como la capacidad vital forzada (FVC).
Función pulmonar (volumen de aire espirado)
La evaluación de la función pulmonar desempeña un papel de suma relevancia al diagnosticar y monitorear a pacientes con enfermedades respiratorias, ya sean sospechadas o previamente diagnosticadas. De hecho, estas pruebas son un criterio fundamental en el diagnóstico de enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Asimismo, son cruciales antes de realizar procedimientos quirúrgicos significativos y para evaluar la respuesta al tratamiento en casos de enfermedades respiratorias crónicas.
Existen diversas pruebas diseñadas para evaluar la función pulmonar, como la prueba de difusión del monóxido de carbono, la pletismografía de cuerpo entero, la prueba de broncoprovocación y la prueba de caminata de 6 minutos. No obstante, la espirometría es la prueba más comúnmente utilizada. Esta técnica consiste en una inspiración profunda y completa, seguida de una exhalación forzada y rápida. A través de la espirometría, se pueden medir varios parámetros, incluyendo el volumen espiratorio máximo en el primer segundo (VEMS o FEV1), la capacidad vital forzada (CVF o FVC) y la relación entre estos volúmenes (FEV1/FVC).
La FVC representa la cantidad máxima de aire que una persona puede exhalar forzadamente después de una inhalación completa, con un valor normal ≥ 80 %. El FEV1, por otro lado, mide la cantidad de aire exhalado en el primer segundo después de una inhalación profunda, y su valor normal también es ≥ 80 %. Por último, el índice FEV1/FVC expresa la fracción de aire exhalado en un segundo en relación con la capacidad vital forzada, y su valor normal es ≥ 70 %.
Estos parámetros son cruciales para identificar defectos en la función pulmonar, ya sean de tipo obstructivo, como en el caso de enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma; o de tipo restrictivo, como en la fibrosis pulmonar idiopática.
Nuestro análisis se centra en el estudio de las variantes genéticas relacionadas con la capacidad vital forzada. Los factores de riesgo no genéticos relacionados con la disminución de los niveles de FVC incluyen el origen étnico, la obesidad, la diabetes, el consumo de tabaco y la presencia de síntomas respiratorios crónicos.
Como consecuencia, las medidas preventivas para mantener la capacidad vital forzada en niveles adecuados se centran en adoptar un estilo de vida saludable. Esto implica seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio regularmente y abstenerse del consumo de tabaco, lo que contribuye significativamente a preservar la función pulmonar y reducir el riesgo de trastornos respiratorios.
13,5 millones de variantes
329 loci
Bibliografía
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